lunes, 6 de agosto de 2018

-VIDAS ENCONTRADAS- vol. VIII //CAIDA//




                He seguido el instinto en cada decisión que he tomado a lo largo de mi existencia. Quizá no hayan sido los actos más honorables pero en mi proceder la intención ha sido salir triunfante en todas las situaciones.
El honor es un pensamiento medieval que se extinguió cuando el interés por acaparar riqueza se vio subyugado por el ego y, por fortuna o desgracia, el ego es el protagonista diario en este sistema.
La verdad puede ser moldeada con el respaldo de la mayoría, el dinero puede comprarlo absolutamente todo y  la palabra no se escapa de tener cifras. Cualquier persona tiene un precio, su convicción depende de los ceros que quieras añadir a la cuenta.
Pueden llamarme tirano, aunque sólo soy un oportunista en un mundo de mafiosos que ejercen una tiranía más dañina que la mía. Nunca extorsioné, ni obligué a realizar ningún acto malicioso, siempre otorgué la elección para provocar una decisión. A día de hoy, puedo decir que nadie fue engañado, todos fueron conscientes de los sacrificios que hacían y lo que perdían en el camino.
Soy un mercenario que intenta vivir una vida de ensueño y para ello debo tirar a muchos por el camino. No es nada personal, sólo no te cruces y no sufrirás las consecuencias.

                El día de trabajo casi llegaba a su final en la oficina. La reunión mantenida con Noelia me había hecho replantear hasta qué punto es lícito ceder a los intereses de los coordinadores de sección sólo por ser los protegidos de los inversores.
La empresa había crecido de manera exponencial y manteníamos unas cifras envidiables desde su cambio de aires. Despedir a un diamante para conservar manzanas podridas comenzaba a asquearme. Yo estoy aquí para hacer negocio no para abdicar a la petición de unos niñatos que tienen un puesto privilegiado sólo por tener apellidos importantes.
Me replanteaba muchas decisiones, la extorsión nunca fue de mi agrado y aunque haya hecho cosas mal a lo largo de mi vida, nunca rechacé la genialidad. Mi objetivo siempre ha sido aprovechar las oportunidades y aquella era una que dejaba escapar.
Las cifras hablan y si algo me otorga beneficio es bueno para mí, pero quien increpa cuan pataleta de niño señalando al que provoca su malestar por no poder igualarlo, como mínimo, debe ser analizado. Esta noche tenía mucho que pensar.

                Nací en una pequeña aldea junto a Nápoles, aunque me llaman el romano. Desconozco si es por el desconocimiento o por alguna graciosa ironía española, lo único que recuerdo es que me bautizaron al poco de llegar por mi manera agresiva de hacer negocios.
Mi familia era humilde, aunque nunca nos faltó un plato de comida en la mesa. Mi padre murió cuando apenas tenía doce años dejando a una mujer y tres hijos castigados por las deudas del juego. Para saldar muchas de ellas mi madre tuvo que prostituirse y fue algo que nunca superó. Murió cuando yo tenía quince años, creemos que por una sobredosis de algún medicamento, no lo recuerdo bien. Me quedaba a cargo de mis dos hermanas, debía sacarlas adelante y en ese momento comenzó mi obsesión por llegar a lo más alto, rasgar el cielo y conseguir la excelencia.
Cuando te quedas sólo ante la maleficencia del mundo despiertas de una gran bofetada y comienzas a ver todas las miserias del ser humano. Yo las vi demasiado pronto y pude aprender de ellas, aunque la inocencia dio paso al monstruo que soy ahora. Sé que no he sido un buen samaritano pero tampoco la vida me lo puso fácil, la supervivencia te hace realizar actos cuestionables, pero es mi vida la que me preocupa: Esa es mi filosofía.

                - Señor Fabio, hay un señor que pregunta por usted - Samatha seguía con su vestido blanco ceñido como una segunda piel. No se incomodaba ni mostraba la más mínima molestia hacia los altos tacones. Le gustaba exhibirse y eso quedaba patente en cada gesto de su cara y en el baile de sus caderas.
- ¿Quién pregunta?
- Julián Beltrán. No ha querido dar más información.
- Bien, dile que pase.

Hacía más de un año que no veía a Julián. Cuando él aparecía asuntos complicados se estaban moviendo y necesitaba de mi apoyo o influencia.
Era aquel tipo de hombre que llevaba a cabo planes sucios, un sicario de guante blanco comandado por gente influyente, muy influyente.
Estar en la élite conlleva hacer actos que te posicionan en situaciones comprometidas. Los poderosos se guardan las espaldas con estas acciones y tienen pruebas factibles de hechos de moralidad cuestionable, aunque eso también pasaba al contrario; lo que mantenía la balanza equilibrada, así la tranquilidad reinaba en una falsa cordialidad.
En este mundo no existen los amigos sólo peones para llegar a los objetivos.

                - ¡Hola Julián, cuanto tiempo si verte! - intento empatizar, sin lograr conseguir nada. Aquel personaje se mantenía firme con una expresión hierática.
- Fabio tengo malas noticias.

No es lo que esperaba. Hacía más de veinte años que conocía a Julián y nunca era portador de malas noticias. Siempre me traía algún plan para evadir capital, blanquear o estafar algunos millones para algún alto cargo. El dinero siempre era la más apetitosa golosina y engordar presupuestos hasta llevarlos a lo absurdo sin levantar sospechas era mi especialidad.
En todas los tratos me llevaba una cantidad jugosa de dinero, casi siempre de presupuestos públicos que necesitaban de una campaña de diseño. Era la forma de recuperar las grandes cifras que me quitaba hacienda en cada declaración. Ante todo hay que ser buen ciudadano.

- No entiendo, explícate mejor Julián.
- Hay abierta una investigación por desvío de capitales donde implican a muchas personas. Entre ellas estas tú. En breve abrirán el caso y te llamarán a declarar para explicar de dónde procede parte del dinero público que se destinó a diversas empresas.
Eso no sonaba nada bien.
- ¡Mierda! No podré justificarlo al completo.
- Lo sé. Por eso me mandan a hablar contigo.
- ¿Cómo?
- En esta trama hay personas que no deben salir a la luz. Hay demasiados altos cargos con poder en el gobierno que no pueden verse afectados por esta trama de corrupción.
- ¿Y qué me importa a mí eso?
De repente el rostro de Julián se ensombreció y su expresión pasó a ser amenazante.
- Los llamados a declarar no podéis desvelar ninguno de sus nombres.
- ¿Y comerme todo el marrón por ellos? ¡Julián estamos hablando de cárcel!
- Repito Fabio. Los llamados a declarar no podéis desvelar ninguno de sus nombres. Esto no es una petición es una orden.
- ¿Estáis locos?, ¿cómo voy a ceder a una extorsión cuando ellos tienen más que perder que yo? Te recuerdo que el ochenta por ciento del dinero desviado fue a parar a manos de esos corruptos.
- Esto supera tus competencias Fabio. Hasta ahora has jugado en una liga que quedaba muy grande para ti, se te está pidiendo expresamente que calles y cumplas tu condena.
<< Son conscientes de esta irregularidad e intentaran que la pena a cumplir sea la mínima. Cuando termines tus años en prisión una suculenta cifra se ingresará en tu cuenta por los servicios realizados y volverás a Italia para pasar una jubilación tranquila y sin complicaciones. ¿Entendido?
- ¿Me estás hablando en serio?
- ¿Entendido, Fabio?
- ¡No! No lo he entendido. Me estáis pidiendo que cumpla condena por un delito cometido por otros. Soy participe en toda esta mierda pero sólo soy el que movió el dinero, no el responsable.
- Parece que no entiendes por las buenas.

Julián saca del bolsillo interior de su chaqueta un sobre que deposita encima de la mesa. Su mano se mantiene encima y no deja ver ningún símbolo o escritura que identificara que era.
- Siempre hay un pez más gordo Fabio.
Arrastra el sobre por la mesa hasta que queda cerca. No tiene escrito nada, sus contornos están levemente arrugados y el papel comenzaba a amarillearse por el uso. Sin duda aquel sobre había pasado por varias manos.
- ¿Qué es esto Julián?
- Ábrelo - respondió mientras se acomodaba triunfante en la butaca que quedaba frente a la mesa del despacho.

Con inquietud abro el sobre y saco su contenido. Eran fotos de mi exmujer y mi hijo.
- ¿Qué quiere decir esto?
- Tu exmujer Lourdes Garcí, una escort que suele llamarse Ada Lucca y tu hijo Marcos Romesco. Viven en un ático lujoso en la calle Ayala en el barrio de Salamanca. Tu hijo va al colegio Inmaculada Concepción y todos los sábados van al parque Eva Duarte Perón a reunirse con otros compañeros de clase. Por cierto, Lourdes conoció a un chico con el que ha salido un par de veces. ¿Sigo?
- ¿A dónde queréis llegar con todo esto?
- Colaboras o no podré detener las consecuencias.
- Entiendo, me estás amenazando.
- No te equivoques Fabio, yo sólo te estoy advirtiendo. Quien te está amenazando nunca sabrás quien es.
- ¿Cuánto tiempo tengo?
- Todavía dispones de un par de meses hasta que todo esto explote.
- Bien, el tiempo suficiente para dejar la empresa en buenas manos.
- Me parece bien. Ahora debo marcharme, ha sido un placer hacer negocios contigo Fabio - Julián extiende la mano para estrechármela pero no le correspondo. Sonríe y retira la mano - Parece ser que para ti no.
- Por favor cierra la puerta al salir. La secretaría te mostrará el camino de salida. Gracias por tu tiempo.
- De nada. Nos vemos dentro de dos meses.

Y así acababa el reinado que había construido con esfuerzo, con la bofetada más rastrera de los poderosos. Ahora toda la mierda saldría a borbotones cuando se abriera el caso y mi nombre apareciera en los periódicos.
Se me acusaría de lo hecho y también de cosas que no. Los actos nobles nunca fueron mi prioridad pero debían empezar a rondar mi cabeza, por lo menos a dar debidas lecciones a los que nunca las recibían.
Comenzaría a ser señalado por los que antes sólo querían de mi aprobación y todos mis negocios ilícitos irían a pique por haber sido señalado por la justicia, como si antes no hubieran sido ilegales, pura absurdez humana.
Sé lo que soy y no me avergüenzo de ello. Debía prepararme para afrontar un tremendo golpe de aquellos que están más podridos que yo, pero alimentan su presencia con la pureza del inmaculado. No podía luchar contra el titán pero si con las huestes que se atrincheraban en la defensa de sus mentiras.
Me iré otorgando una digna batalla.

- ¡Samantha!
- ¿Sí señor?
- Voy a estar ausente unas semanas en la oficina. Quiero que dentro de unos días llames a Noelia Luque y la cites para mi vuelta.
Samantha escribe lo que le dicto en una pequeña libreta con un bolígrafo rosa con pompón.
- Quiero cesar a los coordinadores de sección y a todos los que han apoyado el despido de esta chica. Vamos a reestructurar el grupo y poner de coordinadora a Noelia.
<< Llama al sindicato para activar el protocolo de acoso y al abogado de la empresa para redactar la carta de cese de esta gente, no se les va a indemnizar hay pruebas suficientes para ponerlos en la calle.
- ¿Cuándo cito a Noelia?
- Estamos a martes… dentro de dos semanas.
<< ¡Ah! Se me olvidaba. Llama también a Marta Cabali. Vamos a darle un papel en una serie, ya hablaré con los productores.
- ¿Es todo, señor?
- Por ahora sí Samantha, puedes retirarte.

La vida no me trató de la mejor manera y yo respondí. Pude haber sido ejemplar, quizás un referente o un letrado en la materia pero decidí ser un oportunista.
No me arrepiento por haberlo sido, era muy consciente de todo lo que hacía y de las consecuencias.
El sistema está podrido y yo soy el resultado de su enseñanza.

® Juanjo Reinoso. 2018.

1 comentario:

  1. Efectivamente, cuando te quedas solo es cuando ves la mezquindad que hay en las personas.

    Otra pieza más de tu interesante puzle. Que resulta evocador y es un buen espejo de los turbios recovecos de la sociedad del presente, que tampoco es muy distinta de la de cualquier otra época. Si acaso ese espejo sucio de la realidad ya no es tan estrictamente piramidal como antaño. Y también se ha dividido en más trozos hoy en día. Con lo cual es más ambiguo y, quizá por eso, más perverso aún, pues ahora es mucho más probable pisar cristales rotos sin quererlo.

    Buen trabajo.

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