La aproximación a la NC-1099
transcurría a cámara lenta. La pequeñez de lo lejano se desvanecía al toparse
con las puertas exclusas que se situaban en la parte trasera de la nave.
Allí permanecía dormida; después
de ciento cincuenta años, como si nada hubiera ocurrido con el paso del tiempo.
Su casco permanecía intacto. No
se observaba rastro de algún daño que hubiera hecho peligrar su estabilidad
estructural. ¿Dónde había estado todo este tiempo?
--
Rico, mantén contacto visual con la puerta exclusa.
La piloto de la NE-111 manejaba
los propulsores laterales con dos esferas situadas en los reposabrazos de la
silla móvil que se encuadraba en la parte delantera; en un apéndice acristalado
que surgía como una península de la nave. El puente de pilotaje se suspendía en
el aire sustentado por un brazo mecánico que lo situaba en una visión
periférica de la inmensidad del espacio.
La información del estado de la
nave y otros datos irreconocibles, para el ojo inexperto, se adosaban a los
cristales en una especie de pantalla virtual que informaba de todo lo que la
piloto observaba del exterior.
La NC-1099 cubría gran parte de
la visión, enmarcaba la silueta en un verde brilloso por la información que
otorgaba las pantallas acristaladas del puente de mando, otorgando a las
puertas exclusas un marcado tono rojizo que informaba, con números, la cercanía.
-- Aproximación correcta.
Cincuenta metros para el acoplamiento -- Rico fijaba la mirada y entornaba los
ojos en un intento de precisión milimétrica.
-- Santos, Rooks y Andrea
preparaos para el acoplamiento. Enfundaos los trajes de atmosfera y esperad a mis
indicaciones -- Luccio evidenciaba claros síntomas de nerviosismo.
Sin
mediar palabra los tres tripulantes se dirigieron por la puerta ubicada en la
parte trasera del puente de mando hacia la bodega de carga de la NE-111.
-- Menuda
movida, la NC-1099. ¿Dónde se ha metido todo este tiempo?-- Rooks se atusaba la
chaqueta mientras se peinaba el escaso pelo que tenía.
-- Lo extraño es que no la hayan
localizado antes, está en la ruta de aproximación hacia la mina de rodio -- La
sensualidad de Andrea era equiparable a su robustez. La tripulante más joven de
la NE-111 era una mezcla de feminidad y Conan el bárbaro. Podía levantar dos
veces su peso sin despeinarse y su poca paciencia la convertía en aplaudidora
de caras profesional.
-- Ahora sabremos que pasó --
Santos era el veterano de la tripulación. Aunque su aspecto era frágil y
espigado podía reducir con dos movimientos a cualquier jovenzuelo con aires de
grandeza que saliera de la academia. De hecho escarmentó a varios cuando
impartió clases de supervivencia en la escuela de formación espacial.
La
puerta de acoplamiento quedaba a escasos metros de los tres tripulantes, a cada
lateral había cinco trajes de atmosfera con un complejo sistema de acoplamiento
metálico. Se dispusieron a enfundarse en sus respectivos uniformes, que
llevaban el nombre impreso en una solapa en el pecho y el casco.
Expulsaron un vapor blanco cada
vez que encajaban las piezas principales hasta que, en último lugar, ajustaron
el casco y entró en funcionamiento las capsulas de oxígeno.
--
Preparados para el acoplamiento. Dos metros hasta la unión. ¿En posición?
La voz de Luccio invadía los
cascos de la avanzadilla de la NE-111. La intercomunicación funcionaba a la
perfección y mientras hacían pruebas con el exoesqueleto del uniforme aprobaron
la orden de su comandante.
-- Aproximación correcta a la
cámara de presión para el acoplamiento -- Santos dejó pasar a los demás hasta
cerciorarse que todo estaba correcto -- Avanzadilla preparada, me dispongo a
cerrar la escotilla.
El veterano accionó la palanca
que se situaba cerca de la puerta, quedando en una estancia cerrada junto al portón.
-- Estamos listos.
La NE-111 abrazó las argollas de
acoplamiento de la puerta trasera de la NC-1099. Giraron sobre sí mismas hasta
emitir un sonoro ¡click!
-- Nos disponemos a igualar
presión con la nave colona. Cuando la señal lumínica lo permita abordad la nave
-- La voz metálica de Luccio era nítida y clara.
La señal lumínica de la puerta de
acoplamiento estaba roja, comenzó a emitir un sonido ascendente hasta que expulso
un siseo y se tornó verde.
-- Señal lumínica en verde.
Accionamiento de la exclusa.
La
puerta se abrió en forma romboide y dejó a la vista ciento cincuenta años de
incógnita. La oscuridad se adueñaba de los tres largos pasillos que desembocaban
en un hall junto a la exclusa.
-- Activamos señal de vida
orgánica -- Rooks sacó de su traje tres esferas pequeñas. Las lanzó hacia la
nave vecina hasta que se detuvieron flotando en el aire emitiendo destellos
lumínicos. Cada una tomó un pasillo y podía observarse en intermitencia la
profundidad bajo los destellos emitidos. Rooks miraba una pantalla en su traje
que dibujaba el plano que iban trazando las esferas. Cuando pasaron unos
minutos rompió el silencio.
-- No se ha encontrado signos de vida,
la nave está vacía.
-- Bien Rooks, mantén activo el
sistema de exploración -- la voz de Luccio comenzaba a titubear-- Separaos y
explorar los tres pasillos. Punto de reunión en puente de mando de la NC-1099.
-- Entendido.
Al
entrar en la nave perdida la curiosidad se hacía cada vez más patente. ¿Qué le
habría pasado a la tripulación? ¿Cómo había aparecido allí de repente?
Los tres tripulantes comenzaron
su exploración, cerrando tras de ellos la exclusa, quedando completamente a
merced de la duda y la NC-1099.
Rooks
tomó el pasillo central en busca del generador de gravedad. Los haces de luz
que surgían de su casco alumbraban un entramado lleno de cables y costillas
metálicas que convivían con un suelo de placas de aluminio.
La pantalla de exploración le
informaba de la posición de sus dos compañeros con puntos intermitentes de
color verde, mientras los pasillos de la NC-1099 se dibujaban en un azul de
poca intensidad.
Cuando llegó al centro de la nave
se cercioró del estado de la capacidad de combustible de la nave, quitando la
capa de polvo de una pantalla observó que se mantenía al noventa por ciento.
-- Comandante, la capacidad de
combustible es del noventa por ciento. Pido permiso para activar el sistema de
gravedad y el sistema eléctrico de la nave para poder explorar compartimentos
estancos.
Un sonido rasgado de comunicación
dificultosa se manifestaba en el casco -- Permiso concedido.
El tripulante accionó una palanca
y presionó el botón de arranque. La nave comenzó a emitir un lamento sonoro que
la invadía por secciones. Rooks sentía el peso en su traje y como su cuerpo se
posicionaba en una postura más cómoda. Poco después las luces comenzaron a
encenderse asemejándose a una tirada de fichas de dominó en fila.
La NC-1099 volvía a la vida.
¡Tic!¡Tic!¡Tic!
La pantalla mostraba un punto más
en la nave, que se movía del puente de mando hacia la posición de Santos.
-- Luccio ¿has entrado en la
nave?-- comentó con nerviosismo Rooks.
-- Negativo. Rico y yo
permanecemos en el puente de mando.
-- Santos una forma de vida se
acerca a tu posición – Rooks titubeaba.
-- ¿Cómo? No me jodas calvo-- El
veterano comenzaba a ponerse nervioso.
-- Prepárate para contacto visual
en cincuenta metros.
-- Santos debes tranquilizarte,
tienes las constantes disparadas – La voz de Luccio no ayudaba a tranquilizar a
nadie.
-- ¡Joder! Es muy fácil decirlo.
¡Tic!¡Tic!¡Tic!
Santos
avanzaba con precaución por el pasillo iluminado, a diez metros describía un giro
de noventa grados y no podía observar que había más allá.
Cuando llegó a la esquina se
posicionó de espaldas para observar con lentitud, asomó parte del casco y no
había nadie.
-- Rooks revisa esa mierda de
aparato, aquí no hay nada.
-- ¡Se mueve rápido, muy rápido!
Las
luces del pasillo se apagaron de repente. La luminosidad proyectada por el
casco de Santos ahora parecía escasa y a sus ojos les costaba acostumbrarse.
Algo se movía detrás de él, con
rapidez se giró pero sólo podía percibir como se escapaba a su campo de visión.
-- ¡¿Qué eres maldita sea?!
-- ¡Santos, sal de ahí! -- la
advertencia de Andrea llegó tarde por el intercomunicador.
Un
gran golpe desplazó a Santos por los aires hasta colisionar con las paredes
llenas de cables que conformaban las paredes de los pasillos. Una gran cascada
de chispas invadió la estancia pudiéndose observar una silueta alta, de dedos
alargados y piernas esqueléticas. Aquella imagen le dio pavor.
La luz volvió y la forma se
desvaneció. Santos observó su pecho y pudo ver con espanto como sus piernas
estaban separadas de su tronco. La sangre emanaba a borbotones mientras sentía
un gran cansancio y cerraba los ojos.
Las constantes
vitales del veterano se apagaron y Luccio pudo observar como su punto
intermitente se desvanecía.
-- Rooks, Andrea. Rescatad a
Santos y traedlo de vuelta. ¡Es una orden!
®Juanjo Reinoso
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