He
seguido el instinto en cada decisión que he tomado a lo largo de mi existencia.
Quizá no hayan sido los actos más honorables pero en mi proceder la intención
ha sido salir triunfante en todas las situaciones.
El honor es un pensamiento
medieval que se extinguió cuando el interés por acaparar riqueza se vio
subyugado por el ego y, por fortuna o desgracia, el ego es el protagonista
diario en este sistema.
La verdad puede ser moldeada con
el respaldo de la mayoría, el dinero puede comprarlo absolutamente todo y la palabra no se escapa de tener cifras. Cualquier
persona tiene un precio, su convicción depende de los ceros que quieras añadir
a la cuenta.
Pueden llamarme tirano, aunque
sólo soy un oportunista en un mundo de mafiosos que ejercen una tiranía más
dañina que la mía. Nunca extorsioné, ni obligué a realizar ningún acto
malicioso, siempre otorgué la elección para provocar una decisión. A día de
hoy, puedo decir que nadie fue engañado, todos fueron conscientes de los
sacrificios que hacían y lo que perdían en el camino.
Soy un mercenario que intenta
vivir una vida de ensueño y para ello debo tirar a muchos por el camino. No es
nada personal, sólo no te cruces y no sufrirás las consecuencias.
El
día de trabajo casi llegaba a su final en la oficina. La reunión mantenida con
Noelia me había hecho replantear hasta qué punto es lícito ceder a los
intereses de los coordinadores de sección sólo por ser los protegidos de los
inversores.
La empresa había crecido de
manera exponencial y manteníamos unas cifras envidiables desde su cambio de aires.
Despedir a un diamante para conservar manzanas podridas comenzaba a asquearme.
Yo estoy aquí para hacer negocio no para abdicar a la petición de unos niñatos
que tienen un puesto privilegiado sólo por tener apellidos importantes.
Me replanteaba muchas decisiones,
la extorsión nunca fue de mi agrado y aunque haya hecho cosas mal a lo largo de
mi vida, nunca rechacé la genialidad. Mi objetivo siempre ha sido aprovechar
las oportunidades y aquella era una que dejaba escapar.
Las cifras hablan y si algo me
otorga beneficio es bueno para mí, pero quien increpa cuan pataleta de niño
señalando al que provoca su malestar por no poder igualarlo, como mínimo, debe
ser analizado. Esta noche tenía mucho que pensar.
Nací
en una pequeña aldea junto a Nápoles, aunque me llaman el romano. Desconozco si
es por el desconocimiento o por alguna graciosa ironía española, lo único que
recuerdo es que me bautizaron al poco de llegar por mi manera agresiva de hacer
negocios.
Mi familia era humilde, aunque
nunca nos faltó un plato de comida en la mesa. Mi padre murió cuando apenas
tenía doce años dejando a una mujer y tres hijos castigados por las deudas del
juego. Para saldar muchas de ellas mi madre tuvo que prostituirse y fue algo
que nunca superó. Murió cuando yo tenía quince años, creemos que por una
sobredosis de algún medicamento, no lo recuerdo bien. Me quedaba a cargo de mis
dos hermanas, debía sacarlas adelante y en ese momento comenzó mi obsesión por
llegar a lo más alto, rasgar el cielo y conseguir la excelencia.
Cuando te quedas sólo ante la
maleficencia del mundo despiertas de una gran bofetada y comienzas a ver todas
las miserias del ser humano. Yo las vi demasiado pronto y pude aprender de
ellas, aunque la inocencia dio paso al monstruo que soy ahora. Sé que no he sido
un buen samaritano pero tampoco la vida me lo puso fácil, la supervivencia te
hace realizar actos cuestionables, pero es mi vida la que me preocupa: Esa es
mi filosofía.
- Señor Fabio, hay
un señor que pregunta por usted - Samatha seguía con su vestido blanco
ceñido como una segunda piel. No se incomodaba ni mostraba la más mínima molestia
hacia los altos tacones. Le gustaba exhibirse y eso quedaba patente en cada
gesto de su cara y en el baile de sus caderas.
- ¿Quién pregunta?
- Julián Beltrán. No ha querido dar más información.
- Bien, dile que pase.
Hacía más de
un año que no veía a Julián. Cuando él aparecía asuntos complicados se estaban
moviendo y necesitaba de mi apoyo o influencia.
Era aquel tipo de hombre que
llevaba a cabo planes sucios, un sicario de guante blanco comandado por gente
influyente, muy influyente.
Estar en la élite conlleva hacer actos
que te posicionan en situaciones comprometidas. Los poderosos se guardan las
espaldas con estas acciones y tienen pruebas factibles de hechos de moralidad
cuestionable, aunque eso también pasaba al contrario; lo que mantenía la
balanza equilibrada, así la tranquilidad reinaba en una falsa cordialidad.
En este mundo no existen los
amigos sólo peones para llegar a los objetivos.
- ¡Hola Julián, cuanto tiempo si verte!
- intento empatizar, sin lograr conseguir nada. Aquel personaje se mantenía
firme con una expresión hierática.
- Fabio tengo malas noticias.
No es lo que esperaba. Hacía más
de veinte años que conocía a Julián y nunca era portador de malas noticias.
Siempre me traía algún plan para evadir capital, blanquear o estafar algunos
millones para algún alto cargo. El dinero siempre era la más apetitosa golosina
y engordar presupuestos hasta llevarlos a lo absurdo sin levantar sospechas era
mi especialidad.
En todas los tratos me llevaba
una cantidad jugosa de dinero, casi siempre de presupuestos públicos que
necesitaban de una campaña de diseño. Era la forma de recuperar las grandes
cifras que me quitaba hacienda en cada declaración. Ante todo hay que ser buen
ciudadano.
- No entiendo, explícate mejor Julián.
- Hay abierta una investigación por desvío de capitales donde implican
a muchas personas. Entre ellas estas tú. En breve abrirán el caso y te llamarán
a declarar para explicar de dónde procede parte del dinero público que se
destinó a diversas empresas.
Eso no sonaba nada bien.
- ¡Mierda! No podré justificarlo al completo.
- Lo sé. Por eso me mandan a hablar contigo.
- ¿Cómo?
- En esta trama hay personas que no deben salir a la luz. Hay
demasiados altos cargos con poder en el gobierno que no pueden verse afectados
por esta trama de corrupción.
- ¿Y qué me importa a mí eso?
De repente el rostro de Julián se
ensombreció y su expresión pasó a ser amenazante.
- Los llamados a declarar no podéis desvelar ninguno de sus nombres.
- ¿Y comerme todo el marrón por ellos? ¡Julián estamos hablando de
cárcel!
- Repito Fabio. Los llamados a declarar no podéis desvelar ninguno de
sus nombres. Esto no es una petición es una orden.
- ¿Estáis locos?, ¿cómo voy a ceder a una extorsión cuando ellos tienen
más que perder que yo? Te recuerdo que el ochenta por ciento del dinero
desviado fue a parar a manos de esos corruptos.
- Esto supera tus competencias Fabio. Hasta ahora has jugado en una
liga que quedaba muy grande para ti, se te está pidiendo expresamente que
calles y cumplas tu condena.
<< Son conscientes de esta irregularidad e intentaran que la pena
a cumplir sea la mínima. Cuando termines tus años en prisión una suculenta
cifra se ingresará en tu cuenta por los servicios realizados y volverás a
Italia para pasar una jubilación tranquila y sin complicaciones. ¿Entendido?
- ¿Me estás hablando en serio?
- ¿Entendido, Fabio?
- ¡No! No lo he entendido. Me estáis pidiendo que cumpla condena por un
delito cometido por otros. Soy participe en toda esta mierda pero sólo soy el
que movió el dinero, no el responsable.
- Parece que no entiendes por las buenas.
Julián saca del bolsillo interior
de su chaqueta un sobre que deposita encima de la mesa. Su mano se mantiene
encima y no deja ver ningún símbolo o escritura que identificara que era.
- Siempre hay un pez más gordo Fabio.
Arrastra el sobre por la mesa
hasta que queda cerca. No tiene escrito nada, sus contornos están levemente
arrugados y el papel comenzaba a amarillearse por el uso. Sin duda aquel sobre
había pasado por varias manos.
- ¿Qué es esto Julián?
- Ábrelo - respondió mientras se acomodaba triunfante en la butaca
que quedaba frente a la mesa del despacho.
Con inquietud abro el sobre y
saco su contenido. Eran fotos de mi exmujer y mi hijo.
- ¿Qué quiere decir esto?
- Tu exmujer Lourdes Garcí, una escort que suele llamarse Ada Lucca y
tu hijo Marcos Romesco. Viven en un ático lujoso en la calle Ayala en el barrio
de Salamanca. Tu hijo va al colegio Inmaculada Concepción y todos los sábados
van al parque Eva Duarte Perón a reunirse con otros compañeros de clase. Por
cierto, Lourdes conoció a un chico con el que ha salido un par de veces. ¿Sigo?
- ¿A dónde queréis llegar con todo esto?
- Colaboras o no podré detener las consecuencias.
- Entiendo, me estás amenazando.
- No te equivoques Fabio, yo sólo te estoy advirtiendo. Quien te está
amenazando nunca sabrás quien es.
- ¿Cuánto tiempo tengo?
- Todavía dispones de un par de meses hasta que todo esto explote.
- Bien, el tiempo suficiente para dejar la empresa en buenas manos.
- Me parece bien. Ahora debo marcharme, ha sido un placer hacer
negocios contigo Fabio - Julián extiende la mano para estrechármela pero no
le correspondo. Sonríe y retira la mano - Parece
ser que para ti no.
- Por favor cierra la puerta al salir. La secretaría te mostrará el
camino de salida. Gracias por tu tiempo.
- De nada. Nos vemos dentro de dos meses.
Y así acababa el reinado que
había construido con esfuerzo, con la bofetada más rastrera de los poderosos.
Ahora toda la mierda saldría a borbotones cuando se abriera el caso y mi nombre
apareciera en los periódicos.
Se me acusaría de lo hecho y
también de cosas que no. Los actos nobles nunca fueron mi prioridad pero debían
empezar a rondar mi cabeza, por lo menos a dar debidas lecciones a los que
nunca las recibían.
Comenzaría a ser señalado por los
que antes sólo querían de mi aprobación y todos mis negocios ilícitos irían a
pique por haber sido señalado por la justicia, como si antes no hubieran sido
ilegales, pura absurdez humana.
Sé lo que soy y no me avergüenzo
de ello. Debía prepararme para afrontar un tremendo golpe de aquellos que están
más podridos que yo, pero alimentan su presencia con la pureza del inmaculado.
No podía luchar contra el titán pero si con las huestes que se atrincheraban en
la defensa de sus mentiras.
Me iré otorgando una digna
batalla.
- ¡Samantha!
- ¿Sí señor?
- Voy a estar ausente unas semanas en la oficina. Quiero que dentro de
unos días llames a Noelia Luque y la cites para mi vuelta.
Samantha escribe lo que le dicto
en una pequeña libreta con un bolígrafo rosa con pompón.
- Quiero cesar a los coordinadores de sección y a todos los que han
apoyado el despido de esta chica. Vamos a reestructurar el grupo y poner de
coordinadora a Noelia.
<< Llama al sindicato para activar el protocolo de acoso y al
abogado de la empresa para redactar la carta de cese de esta gente, no se les
va a indemnizar hay pruebas suficientes para ponerlos en la calle.
- ¿Cuándo cito a Noelia?
- Estamos a martes… dentro de dos semanas.
<< ¡Ah! Se me olvidaba. Llama también a Marta Cabali. Vamos a darle
un papel en una serie, ya hablaré con los productores.
- ¿Es todo, señor?
- Por ahora sí Samantha, puedes retirarte.
La vida no me trató de la mejor
manera y yo respondí. Pude haber sido ejemplar, quizás un referente o un
letrado en la materia pero decidí ser un oportunista.
No me arrepiento por haberlo
sido, era muy consciente de todo lo que hacía y de las consecuencias.
El sistema está podrido y yo soy
el resultado de su enseñanza.
® Juanjo
Reinoso. 2018.
Efectivamente, cuando te quedas solo es cuando ves la mezquindad que hay en las personas.
ResponderEliminarOtra pieza más de tu interesante puzle. Que resulta evocador y es un buen espejo de los turbios recovecos de la sociedad del presente, que tampoco es muy distinta de la de cualquier otra época. Si acaso ese espejo sucio de la realidad ya no es tan estrictamente piramidal como antaño. Y también se ha dividido en más trozos hoy en día. Con lo cual es más ambiguo y, quizá por eso, más perverso aún, pues ahora es mucho más probable pisar cristales rotos sin quererlo.
Buen trabajo.